En los últimos meses se ha producido la mayor subida del Euribor de la historia, siendo esta subida particularmente notable por el corto lapso de tiempo en el que hemos pasado de que dicho índice fuera negativo a que ya supere el 2% para las operaciones a un año.  Indiscutiblemente, esto ya lo están notando los ciudadanos en las revisiones de sus cuotas en hipotecas a tipo variable y el número de afectados no irá sino en aumento a medida que a más y más hipotecados a tipo variable les llegue el momento de su revisión.

Para paliar esto, y desde la izquierda, se ha propuesto limitar el diferencial con el Euribor que pueden cobrar los bancos, por más que dicha propuesta sea inviable y, seguramente, contraria al derecho común europeo. 

Pero, lo que es indudable es que, de momento y como beneficiados de esta subida del Euribor están las entidades financieras que mejorarán de forma ostensible sus resultados por los mayores ingresos que se derivan de dicha subida y, por supuesto, nuestra administración que, vía Impuesto sobre Sociedades verá aumentada considerablemente su recaudación. Todo lo anterior, sin tener en cuenta, el prometido “impuesto” adicional que se plantea imponer a las entidades financieras sobre sus “beneficios extraordinarios”.

Por ello, sería factible que recuperando una figura parecida a la deducción que se aprobó en su momento cuando se produjo la anterior extraordinaria alza del Euribor en la antesala del estallido de la última burbuja inmobiliaria. Esta deducción en cuota del IRPF por el incremento de los costes de la financiación ajena para la inversión en vivienda habitual derivado del alza de los tipos de interés quedó sin sentido en su momento al tomarse como referencia la media del Euribor de 2007, pero, con ciertos cambios, podría adaptarse a la situación actual y, así, paliar en parte el impacto que van a sufrir las economías familiares en nuestro país.

De todo lo anterior, nos habla más en detalle nuestro compañero David Álvarez en este artículo que publica Expansión.

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