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nov-2022
Recientemente, se ha anunciado el texto de la futura Ley de Start-up cuyo proyecto ya ha sido aprobado y que está pendiente de su aprobación por el Senado. Dentro de sus medidas, destacan los incentivos fiscales a las empresas innovadoras y los llamados “nómadas digitales” para que fijen su residencia en nuestro país, a la vez que en la misma Ley se amplían los beneficios previstos en el régimen especial de trabajadores desplazados a territorio español, la conocida como Ley “Beckham”, que permite a sus beneficiarios tributar al tipo fijo del 24% previsto para los No Residentes por sus rendimientos del trabajo durante un periodo determinado.
Siempre siendo positivo que se busquen forman de atraer el talento exterior, no parece lógico que, a la vez, se haya producido en las últimas décadas un aumento considerable de la presión fiscal sobre los contribuyentes que ya residen en este país, provocando dicho incremento que, curiosamente, tanto los profesionales como los trabajadores no residentes gocen de una tributación en general mucho menor que la que hubieran tenido si hubieran sido residentes en nuestro país por los ingresos que obtienen procedentes de este, extremo este que llega al absurdo en la tributación de las rentas del ahorro, permitiendo a un inversor residente en un paraíso fiscal tributar a un tipo inferior al que tributaría cualquier inversor residente en nuestro país, produciendo el resultado perverso de incentivar fiscalmente la inversión de los no residentes fiscales en detrimento de los residentes.
De todo ello, nos habla nuestro compañero David Álvarez en este artículo que publica Expansión.