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ene-2020
Si bien Google, whatsapp y tantas otras herramientas tecnológicas, nos han facilitado a todos mucho la vida, también han hecho que disminuya el contacto humano ya sea oral o presencial.
El autocorrector soluciona los despistes ortográficos, sin embargo, no ayuda a afilar la pluma ni a pensar por uno mismo.
Si nos centramos en el sector legal, que es el que nosotros mejor conocemos, observamos que la automatización puede romper la cadena de conocimiento sobre un acto o proceso legal.
Imaginemos un caso sencillo: la redacción de un contrato de prestación de servicios. Antiguamente se redactaban desde cero, de principio a fin y la elaboración de un contrato robusto dependía de la experiencia del letrado, de otros modelos que obraran en su poder y de manuales jurídicos, en su caso. Hoy en día los contrtos se redactan a partir de plantillas con mayor o menor detalle.
Muchas de las cláusulas de esos contratos tipo, no se ven alteradas, se dejan tal cual. Sucede por ejemplo con las cláusulas de protección de datos, de confidencialidad, de ley aplicable e incluso las de propiedad intelectual.
Estas cláusulas 100% automatizables entrañan un riesgo importante, ya que quizá muchos abogados ni siquiera entren a valorar si su contenido se ajusta a derecho o si habrían podido redactarse de forma más beneficiosa para su cliente.
De estos y otros riesgos que implica la automatización en el sector legal nos habla Javier Pascual en este artículo que hoy publica para Legal Today, asi como de las posibles soluciones que a su juicio se han de ir implementando.
05-12-2024 / noticias